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Noticias en el Portal Sidrero Asturiano
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Asturias: «Aquí aprendí a escanciar»
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(28/03/2010)
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Fuente: www.elcomerciodigital.com Todo empezó con una reunión de amigos asturianos en Madrid para echar unos culinos. Ahora, 115 ediciones después, entre 200 y 500 personas acuden asiduamente a las Sidroquedadas.
«¡Esa asturiana!», exclama un nutrido grupo de madrileños a su amiga, la que les ha traído aquí, cuando ésta agarra con decisión la botella de sidra y comienza a escanciar con más ganas que tino: es el gran problema de los asturianos en Madrid, que empiezan a perder el juego de muñeca por haber pasado tantos años sin echar un culín. Pero todos los que en algún momento recalaron en una Sidroquedada se han abonado y han empezado a traer amigos foráneos que les «obligan» a demostrar sus dotes astures.
Es el caso del grupo de Rubén, de Grado: todo empezó en la oficina, con cinco amigos que se animaron. Y el efecto llamada ha llegado a congregar a 50 personas que venían con él.
También encontramos a Annabellis, por ejemplo, oriunda de Nüremberg, que gracias a Begoña, su ovetense compañera de trabajo, descubrió la sidra, las Sidroquedadas y todo lo que el ritual del escanciado entraña.
Croquetas de morcilla
La idea es sencilla, pero infalible: los grupos se inscriben en una lista y el más numeroso se lleva un escanciador Eolo de regalo. Pagan 20 euros al llegar al local (en esta ocasión el Sport Arena, en los bajos del estadio Vicente Calderón) y empieza a «correr la sidra», como anunciaba José Ángel, 'patriarca' del invento junto con Fernando.
A eso de las 21.30 horas empezaba a llegar el río de los 306 invitados confirmados, haciendo tiempo con culinos de calentamiento hasta que empezara a desfilar la generosa cena: bollos preñaos, Cabrales -«para dar besinos a les mozuques»-, tortilla y croquetas de morcilla -«esto sólo es posible en Asturias»-, regada con más de 600 botellas de Trabanco bien frescas. «Nunca falta la sidra».
La comunidad que se ha venido organizando en torno a estos eventos ha ido dejando una larga ristra de amistades e incluso relaciones: Javi y Angélica, ambos de Oviedo, se conocieron en una Sidroquedada y ahora no faltan a una. «Aquí la gente, aunque no se conozca, sabe cuál es el ambiente y a lo que viene: no corres el riesgo de que un borracho te estropee la noche, o estar embutido en el bar de siempre», aseguran tranquilos.
Kusa, de Melilla, por su parte, ha venido junto con otros diez amigos (de Chiclana, Valencia y Sevilla) a su primera Sidroquedada, todos arrastrados por Diego, de Villaviciosa. ¿Qué tal la experiencia? «Alucinante». ¿Para repetir? «¡Pues claro!». |
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