| Pregón 3ª Preba Gascona LA SIDRA, 
                      UN RITO ANCESTRAL
 Autoridades, Señoras, Señores, Amigos todos
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 Hablar de sidra es mentar a Asturias en toda su extensión, 
                      en toda su configuración geográfica
 
                      Este néctar ambarino y con notas de color pajizo, 
                      forma parte desde época inmemorial de nuestra forma 
                      de ser, de nuestra idiosincrasia. Y en Asturias sino existiera 
                      la sidra habría que inventarla
 Ella por sí 
                      sola, arrastra a todo el elenco de realidades: Es historia, 
                      cultura, antropología, esencia de lo genuino, turismo 
                      y especialmente el hecho diferencial de todo un entramado 
                      fenomenológico a caballo entre la sicología 
                      y la sociología.
 Los asturianos cuando vamos a tomar sidra, lo hacemos en 
                      grupo
 Aquí en este ritual, no cabe la individualidad. 
                      Generalmente vamos a tomar unes botelles
 Y a partir 
                      de ese encuentro entre los clientes y el hostelero, la sidra 
                      comienza su danza y su parafernalia con el singular escanciado 
                      que la diferencia del insulso servicio de los vascos. Estos 
                      intentan plagiar nuestros hábitos sidreros y nuestras 
                      costumbres, pero por ahora están a mil años 
                      luz y eso les duele
 A propósito de la sidra, 
                      y con motivo de la celebración de un congreso hostelero 
                      en Oviedo, hablando con el cocinero Juan Mari Arzak sobre 
                      gastronomía, me indicó que la cocina asturiana 
                      estaba en franca explosión y que cada día 
                      se elaboraban mejores propuestas culinarias
 Para apostillar 
                      diciendo que el mejor de los productos asturianos era la 
                      sidra, insuperable y que ya les gustaría tener a 
                      los vascos ese néctar tan auténtico y con 
                      tanta proyección
 Pues bien, tenemos en el Principado 
                      ese producto genuino y portador notable de asturianía 
                      como es la sidra
 Y qué
 Sin lugar a dudas, 
                      debemos de aprovechar esa singularidad que nos reporta la 
                      sidra natural
 Cada vez se consume más y con 
                      la calidad contrastada. El futuro pues está asegurado. Y hablar de Asturias, es acercarse directamente a la sidra, 
                      como elemento diferenciador de nuestra simbología 
                      patria
 Aparte de beberla y consumirla en los chigres, 
                      en las sidrerías o en los lagares, en este caso en 
                      forma de la popular espicha
 La sidra tiene un campo 
                      aún sin explotar en el terreno coquinario. En esta 
                      bendita tierra, este preciado líquido manzanero fue 
                      siempre compañero de buenos guisos, superador de 
                      flaquezas y animador de gozos espirituales. Y es que como 
                      viejo y honorable pueblo, Asturias ha tenido y tiene en 
                      sus llares y en sus perolas y ollas, gran parte de su historia. 
                      Y en sus diferentes platos se encuentra la huella de su 
                      pasado, de su estirpe, de sus tradiciones. Supone el auténtico 
                      ADN de lo que somos. Nuestra cocina huele a mar, a ríos, 
                      campo y a montaña. Es fuerte, contundente y rural 
                      por encima de todos los calificativos. Fiel reflejo de nuestras 
                      limitaciones geográficas, que pensándolo bien 
                      no son tantas
 Y en este entramado cocinero, una bebida 
                      alcohólica como es la sidra de baja graduación, 
                      una pizca ácida y consumida por el pueblo astur desde 
                      hace más de dos mil años, se convierte necesariamente 
                      en un condimento guisandero insustituible
 Y paradójicamente 
                      y por extraño que parezca en los recetarios asturianos, 
                      la sidra como elemento de apoyo a los guisos, apareció 
                      recientemente
 En la bibliografía culinaria 
                      asturiana que pude consultar, desde recetarios anónimos 
                      manuscritos (finales del XIX), hasta libros editados a partir 
                      de 1950, ignora a la sidra como condimento. Todo parece 
                      indicar que esta especial culinaria, nace en nuestra región 
                      en la segunda mitad del pasado siglo y se muestra floreciente 
                      a partir de mediados de los sesenta. No faltan estudiosos, 
                      como mi buen compañero y amigo José Antonio 
                      Fidalgo que hace coincidir la cocina de la sidra con la 
                      fecha en que Esmeralda, cocinera-propietaria del ovetense 
                      Bar Sidrería Nalón, preparó un plato 
                      especial de su invención y alquimia entre fogones, 
                      para los fallecidos académicos Emilio Alarcos Llorach 
                      y Camilo José Cela. Sucedía esto en 1965. 
                      Sea cual fuere la verdad, lo realmente importante, para 
                      el caso que nos ocupa, es que hoy la sidra forma parte esencial 
                      de muchos guisos, ya afamados como tradicionales dentro 
                      de la variada gastronomía asturiana. Y hablar de sidra es hablar de todo un ejemplo empujado 
                      por el dinámico sector. Nuestra bebida emblemática 
                      pronto tendrá denominación de Origen. Será 
                      previsiblemente la próxima primavera. En el mercado 
                      nos encontraremos con una producción limitada elaborada 
                      con los nuevos criterios de calidad. En su elaboración 
                      se utilizarán sólo once variedades de manzana 
                      autóctona de calidad suprema, las recomendadas por 
                      el Servicio Regional 
                      de Investigación y Desarrollo Agrario (SERIDA). 
                      Cuando esa sidra de marca llegue a los mostradores habrán 
                      concluido diez años de tortuosa y complicada negociación, 
                      salpicada por enfrentamientos entre las asociaciones del 
                      sector y mucha polémica en la calle. Pero por encima 
                      de problemas, lo interesante y lo que permanece es el dinamismo 
                      y eficacia de un sector que busca ganar la modernidad y 
                      que hoy es ejemplo de nuestra boyante industria agroalimentaria, 
                      todavía a unos niveles muy por debajo de las posibilidades 
                      que brindan nuestros excelentes productos
 La sidra 
                      está inmersa en una rica cultura popular que debemos 
                      esforzarnos en preservar. Ahí están nuestras 
                      raíces y nuestra identidad como pueblo
 Para 
                      concluir con estas palabras, sólo me resta animar 
                      a los hosteleros de la calle Gascona para que sigan con 
                      estas iniciativas empresariales al objeto de proyectar nuestra 
                      bebida por excelencia. Qué la fiesta comience y que 
                      los palos sidreros corran a raudales
 Ese es mi deseo. 
                      Un saludo a todos  Carlos CuestaABRIL 2002
 
 
 
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