Una
de las singularidades del Arte en Asturias que alcanza
valor universal es, sin duda, el que corresponde al
desarrollado por nuestros lejanos ancestros formando
parte de la cultura común en la Europa occidental,
que tiene preferente desarrollo y riqueza en el Centro
y Mediodía del territorio francés y
en el Norte, Centro y Sur del español. El arte
parietal prehistórico en Asturias forma parte
pues de esa cultura occidental, cuyo punto álgido
es pulso inicial de nuestra calidad de europeos. Dejamos
atrás las extensas etapas del Paleolítico
inferior y medio, donde la evolución cultural
del hombre tiene un lento desrrollo durante cientos
de miles de años, desarrollo que naturalmente
se acelera según se acerca el hombre a lo que
llamamos Paleolítico Superior. A él
accede nuestro antepasado y aunque esta etapa sólo
cuenta con unos 40.000 años, en cambio es millonaria
en perfeccionamientos técnicos, con múltiples
yacimientos que avalan esta afirmación pero
que, pese a ellos, este lejano hombre no tendría
la dimensión que hoy le es reconocida, si no
hubiera completado su información milenaria
con el precioso lejado de su Arte, dándonos
la certeza de que aún vive unido a nosotros.
Pero su Arte no brota y evoluciona a requerimiento
de lucimientos decorativos, (las zonas más
alejadas del diario habitáculo cavernario,
suelen ser en las que se ubica el arte parieta) sus
razones obedecen al deseo de comunicación con
la deidad en ceremonias mágico-religiosas,
en las que se piden ayudas para hacer frente a la
avalancha de necesidades y misterios que le inquietan
permanentemente. Entre las primeras hay dos de orden
material, que también lo fueron para la Humanidad
de cualquier tiempo: el logro de la descendencia que
asegurara la continuidad de la especie y el alimento;
pero el misterio más preocupante es de orden
escatológico: la vida más allá
de la muerte. Acaso ésta fue obsesión
dominante en la colectividad humana y posiblemente
condiciona la fijación de muestras de grabado
y pintura de carácter abstracto a las que damos
el nombre de ideomorfos.
Centrados pues en el Paleolítico Superior,
usaremos la división clásica utilizada
en su día por el abate Breuil y compuesta por
tres grupos nominados como Auriñaciense, Solutrense
y Magdaleniense, correspondiendo el más antiguo
al primero de ellos. En Asturias pasan del centenar
las cuevas con yacimiento hasta ahora descubiertas
y de la veintena las que recogen las muestras artísticas
dejadas en parietales por el hombre de la antehistoria,
de las que quedarán reseñadas las más
destacadas. De su arte mobiliar hay excelentes muestras
expuestas en el Museo Arqueológico de Asturias,
en Oviedo, realizadas en colgantes, espátulas,
varilla, azagayas, etc
, llevadas a cabo en soportes
de hueso y piedra.
Tfno de contacto: 985 21 54 05
Muestras de primer orden en cuanto al arte parietal
corresponden a las cuevas de La Peña (Candamo);
El Prindal (Ribadedeva); Tito Bustillo (Ribadesella);
El Buxu (Cangas de Onis); La Loja (Peñamellera
Baja); Llonín (Peñamellera Alta); y
en el concejo de Oviedo el Abrigo de la Viña
y la cueva de La Lluera.
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